¿Es tu destino "aceptar y cumplir con tu destino" o,
por el contrario, "desafiarlo y negarte a aceptarlo"?
Esta es una idea que se me vino a la mente hace ya varios años, pero por diversas razones regresó a mi cabeza en estos días, así que decidí compartir la frase como un estado en Facebook. Lo que no esperaba es que hubiera tantas reacciónes y propiciara los comentarios tan diversos e interesantes que recibió... así que decidí retomar el tema y escribir otra pretenciosa e innecesaria entrada a este blog.
Nunca he creído en el destino... al menos no de la manera tradicional, es decir, como si hubiera algo divino, mágico o metafísico que determina hacia donde vamos o que haremos. Pero también es cierto que hay muchas formas de interpretar esta palabra que, además, mueve muchas subjetividades y tiene diversas implicaciones. Pero como diría Jack the Ripper: "vamos por partes".
El Destino y el continuo Espacio-Tiempo
Los que me conocen saben que tal vez mi mayor obsesión es el tiempo y tratar de entender su naturaleza. ¿Por qué en estos momentos en el que escribo esto estoy aun pensando cuanto demoraré en terminarlo o cómo lo haré, pero cuando tú lo estés leyendo eso ya sucedió (y para mí ya solo es un recuerdo)?
Una de las maneras de entender el tiempo es como una línea única e inalterable, es decir, donde no solo el pasado está definido sino que también lo está el futuro, solo que nosotros desconocemos lo que sucederá y probablemente nunca lo conoceremos. Esta es una perspectiva determinista del funcionamiento del universo, en cuyo caso, podríamos afirmar que, de cierto modo, el destino sí existe, porque todos los eventos que han sucedido, están sucediendo y sucederán, ya están establecidos y no se pueden modificar. No tiene nada de mágico ni sobrenatural, ya que el curso de los eventos no lo determinaría una divinidad o alguna fuerza sobrenatural sino las leyes de la física, la causalidad. (ver también el concepto del Demonio de Laplace).
Ahora bien, de acuerdo a la interpretación actualmente aceptada de la teoría cuántica, el universo tiene aspectos inherentemente aleatorios e impredecibles (al menos a nivel sub-atómico, aunque discutir sobre como esto afecta o puede afectar al universo macroscópico es otro asunto en el que no me adentraré por ahora) y por lo tanto, el futuro "no está escrito", no puede estar predeterminado. Esta visión es compatible tanto con el concepto de línea temporal única modificable como con el de las a veces erróneamente denominadas "líneas temporales paralelas", ya que en realidad no son paralelas, son divergentes. En este caso, estaríamos hablando de que, o es posible modificar la sucesión de eventos futuros sobre una misma línea o se generaría una nueva línea temporal cada vez que un evento difiera al previsto originalmente. En cuyo caso, el concepto de "destino" no aplicaría... ¿o si?
Bueno, estrictamente hablando, no, pero hay conceptos como el Principio de Autoconsistencia de Novikov que nos hablan de que la probabilidad de que ciertos eventos ocurran es igual a cero (como aquellos que desemboquen en una paradoja espacio-temporal) y esto estaría regulado por las mismas leyes que definen el funcionamiento del universo y mantienen el orden de este. Es decir, que así como un haz de luz no puede, de manera repentina y sin motivo alguno, torcerse y dirigirse en otra dirección que no sea una línea recta, estas misma leyes y fuerzas evitan que sucedan eventos disparatados que atenten contra la consistencia del universo. En este sentido, aunque teóricamente podemos hablar de la posibilidad de una cantidad infinita de universos, eso no significa que todas las combinaciones sean válidas. Por ejemplo, es como si por el hecho de que la cantidad de números naturales es infinita creamos que forzosamente tiene que existir un número entero que sea el resultado de dividir 3 entre 2. El asunto es que, aunque haya aspectos no deterministas en el funcionamiento del universo, esto no impide que existan fenómenos que sí lo sean (y en conjunto, el universo se comporta como si sí lo fuera) ni, mucho menos, invalida la causalidad, es decir, "si 'X', entonces 'Y'".
Desde esta perspectiva, podemos ver el tiempo como un río y nosotros como gotas que forman parte de dicho río. Aunque no podemos predecir donde terminará cada una de las gotas o qué les sucederá en el trayecto, el río tiene una dirección establecida y podremos saber con una certeza más o menos precisa en donde desembocará y cuál será el flujo de agua. Como gotas que somos, podríamos movernos un poco hacia un lado u otro, pero no podemos impedir ser arrastrados por el cauce del río ni ignorar completamente las condiciones y fuerzas que actúan sobre nosotros.
En consecuencia, no podríamos hablar de un destino fijo e inamovible... peeero tal vez sí de algo más flexible, algo así como el conjunto de eventos y aspectos que son inevitables en nuestra existencia y nos empujan en cierta dirección, aunque posiblemente no tengan una temporalidad o forma muy definida... así como el principio de autoconsistencia de Navikov habla de eventos cuya probabilidad es igual a '0', tal vez también existan eventos o condiciones cuya probabilidad de existir sea igual a '1' (es decir, forzosamente sucederán)... al menos, es en lo que yo pienso cuando escucho esta palabra, como si el 'destino' fuese, más bien, una especie de atractor. Si... supongo que soy raro.
Por poner un ejemplo hipotético trillado: Asesinan a Hitler antes de que suba el poder. ¿Esto impediría que suceda la segunda guerra mundial? Muy probablemente no. Tal vez simplemente quien hubiera llevado a Alemania a la guerra sería alguien más, tal vez las circunstancias en las que la guerra hubiera detonado y desarrollado serían distintas, pero como es un evento de causas multifactoriales es muy probable que de todos modos fuera a suceder (¿o no?... bueno, eso dependerá también de si este es un evento de un sistema estable, inestable o caótico).
Incluso, podríamos hablar del destino no en absolutos sino en proporciones o porcentajes. Por ejemplo, imaginemos que en una población existen dos individuos que no se conocen pero que comparten varios rasgos y, específicamente, un interés profesional por un tema en particular que no es común entre el resto de su población. Si esos individuos se llegan a conocer ¿sería algo muy extraño? por supuesto que no. No podremos predecir cuando o cómo se conocerán, pero seguramente las probabilidades de que lleguen a conocerse excederán de manera considerable a las probabilidades de que no lo hagan porque terminarán frecuentando lugares y personas afines a ese interés... en ese sentido, conocerse podría haber sido parte de su "destino".
El problema con este planteamiento es que tampoco es fácil determinar qué factores influyen en nosotros (o cuales no), hasta qué grado o de qué manera. Hay cosas muy evidentes como que "algún día habremos de morir" y que, si así lo dictan nuestros genes, probablemente será de algún tipo de cáncer... pero esto último no lo podemos saber con certeza ni tenemos manera de medirlo, es decir, aunque tenga una propensión del 100% a desarrollar un tipo de cáncer incurable podría suceder que saliendo del consultorio del médico que me diagnosticó muera atropellado.
¿Habrá manera en algún punto de predecir que "el día de mañana terminaré desayunando cereal" porque "la gasolina subió y eso provocó que el repartidor de pan fuera a otra gasolinera más barata, no pasara a tiempo y no hubiera el pan que deseaba comprar cuando fui a la panadería"?,
Esto nos lleva a pensar: ¿realmente estamos decidiendo algo o somos solamente otro engrane en la maquinaria universal y actuamos en consecuencia?, ¿qué tanto están nuestros pensamientos, acciones y porvenir atados a esos factores inevitables y que tanta libertad de acción realmente tenemos? Y aquí es donde tenemos que hablar no solo de qué tanto conocemos o desconocemos de los factores externos sino también de los internos.
La naturaleza del Libre albedrío y la Conciencia Humana
La idea de que exista un 'Destino' causa en algunas personas mucho rechazo por la simple y sencilla razón de que a los humanos nos gusta pensar y sentir que tenemos el control; tal vez no sobre otros o nuestro entorno, pero al menos sobre nosotros mismos:
- "Quiero creer que pedí un pastel de fresa y una malteada de chocolate porque así lo decidí yo, no porque me lo haya impuesto algo o alguien".
- "Quiero creer que puedo cambiar de opinión, pensar y actuar distinto a como lo hago actualmente y, en consecuencia, estar mejor de lo que lo estoy en estos momentos".
Aunque también es cierto que hay otros que abrazan el concepto por voluntad propia porque les da cierta certeza, sentido de transcendencia y de propósito.
Pero entonces, ¿sí somos libres de decidir?, ¿cómo podemos saberlo? Bueno, este es un tema que no se ha resuelto en milenios, así que no espero lograrlo con una entrada de un blog.
Si habláramos de alguien que tenga un Trastorno Obsesivo-Compulsivo o depresión clínica diríamos que no es solo esclavo de sus pensamientos sino que incluso sus pensamientos han sido 'secuestrados' por algo que funciona de forma inadecuada en su cerebro. No puede simplemente decidir "no ser obsesivo" o "no estar deprimido", así como un esquizofrénico tampoco puede decidir no tener alucinaciones u otros síntomas que afectan la forma en la que piensa y siente. Incluso, pensando en algo tan básico como la felicidad, muchos creen que no depende depende de factores externos, sino únicamente de nosotros mismos, de desearlo. Pero si ese es el caso ¿por qué no todos decidimos ser felices y problema resuelto?
Por una parte, según lo que menciona psicología positiva, la felicidad no es algo completamente interno, sino que también depende de ciertas condiciones externas para alcanzarla (aunque podemos trabajar para reunirlas), pero aunque fuera algo completamente interno, ¿dependen completamente de nosotros nuestras decisiones?, ¿realmente son nuestras las decisiones que tomamos?
Los debates filosóficos sobre la naturaleza de la consciencia humana siguen y seguirán por mucho tiempo, pero la neurociencia no ha arrojado información muy reveladora sobre como lo que pasa en nuestro cerebro a nivel fisiológico determina mucho de lo que pensamos y sentimos, y por lo tanto, de las cosas que decidimos.
Nuestro sistema nervioso central es una intrincada red en la que suceden innumerables procesos electroquímicos. Estos procesos no los podemos controlar directamente, tal vez ni siquiera podemos decir que nos controlan porque más bien, estos procesos es lo que nosotros somos, de lo que estamos hechos (al menos desde una perspectiva materialista). La complejidad de la mente humana se puede explicar si la consideramos un Sistema Caótico Determinista, de ahí que sea tan impredecible y difícil de cuantificar, aunque para ciertos casos podemos tener aproximaciones bastante acertadas, por ejemplo, que alguien se moleste o incomode al ser insultado. No todos reaccionan de esta manera pero es una consecuencia lógica ante esa clase de estímulo.
Pero más allá de esto y más allá de si existe o no el libre albedrío o si el universo es determinista o no, lo cierto es que los humanos queremos creer y sentir que tenemos la libertad y el poder de decidir e influir en nuestro entorno (agency of freedom). Comúnmente, en la vida diaria no tenemos el control que quisiéramos sobre las cosas, por lo cual, para muchos es muy importante y liberador encontrar eso en el juego, saber que podemos ganar, saber que nuestras acciones tienen resultados justos y predecibles; aun cuando como desarrolladores sepamos que casi siempre es una libertad muy limitada o prácticamente nula, pero lo importante es crearle al jugador esa ilusión de que es libre de hacer lo que quiera en el juego.
Usando la lógica
Por último, pero no por ello menos importante, el planteamiento original que desató todo esto surge no tanto por el sentido existencialista, sino como un argumento lógico. Es decir, ¿puede ser algo opuesto a lo que es?, ¿cómo podría serlo? Desde el punto de vista lógico, esto es una paradoja, no puede ser. Si tu destino es rehusarte a aceptar tu destino, entonces tendrás que rehusarte a que tu destino es rehusarte a aceptar tu destino y por lo tanto, tendrás que rehusarte a rehusarte a rehusar tu destino... y se vuelve un problema recursivo.
No puede haber una entidad 'A' cuyo valor sea al mismo tiempo opuesto o distinto a 'A'. Por lo tanto, si la disyuntiva es: "A=A" o "A!=A", entonces tendremos que aceptar que "A=A" porque la otra opción no puede ser válida. De modo que si, al final, terminas haciendo algo distinto a tu "destino", entonces quiere decir que en realidad, lo que originalmente creíste que era tu destino no lo era, sino que tu destino era hacer algo distinto a ello, y lo terminaste haciendo.
Conclusión
Me llama mucho la atención (y siendo honesto, me desagrada) que en muchas historias de ciencia ficción la "moraleja" final sea que "el futuro no está escrito, sino que lo forjamos con nuestras decisiones", porque a muchos les causa mucho ruido o hasta pánico la idea de que las cosas ya estén predeterminadas y no puedan ser cambiadas. Yo opino que eso no tiene que ser un problema.
Aun si vivimos en un universo determinista, donde tanto el pasado como el futuro están "escritos", no creo que esto haga menos valiosas nuestras decisiones porque de todas maneras desconocemos lo qué sucederá, las ejercemos sin saber el desenlace y las tomamos con el mismo miedo, con la misma incertidumbre y la misma buena o mala voluntad.
Aun cuando seamos tan solo un montículo de compuestos orgánicos e impulsos eléctricos, no creo que eso haga a nuestras emociones y decisiones menos auténticas. De todos modos queremos, de todos modos reímos, de todos modos anhelamos. De todos modos extrañamos, de todos modos lloramos y de todos modos nos duelen cosas.
Aun cuando todo lo que tenemos y somos provenga de algo o alguien ajeno a nosotros, como nuestros padres, nuestra escuela, nuestros amigos y hasta de nuestros bienes materiales. Es lo que somos y eso no nos hace ser "menos nosotros", ¡al contrario! Me parece impresionante el tan solo pensar que el punto de intersección o el resultado de la conjunción de todos esos elementos somos justamente nosotros, cada uno como individuo.
Al final, sea de la manera que sea, es lo que somos y es lo que tenemos. Es algo que debemos vivirlo, apreciarlo, agradecerlo, repudiarlo, disfrutarlo y sufrirlo.
"Travis!
THAT!
Path of men is not path of beasts.
You know?
You know?
Your edge can be
poison or cure.
To be learned is
the path,
and to be ignorant is
also the path.
Your path, your path is
THAT.
A path that no one,
nothing can pass.
Yet the path reach on.
Devotion is only given
to those who perfect
single thing.
Reward, then!
No reward those who
do not perfect.
Does a reward or just
evil lie down
your path?
Fight until you die,
Travis."
Nunca he creído en el destino... al menos no de la manera tradicional, es decir, como si hubiera algo divino, mágico o metafísico que determina hacia donde vamos o que haremos. Pero también es cierto que hay muchas formas de interpretar esta palabra que, además, mueve muchas subjetividades y tiene diversas implicaciones. Pero como diría Jack the Ripper: "vamos por partes".
Los que me conocen saben que tal vez mi mayor obsesión es el tiempo y tratar de entender su naturaleza. ¿Por qué en estos momentos en el que escribo esto estoy aun pensando cuanto demoraré en terminarlo o cómo lo haré, pero cuando tú lo estés leyendo eso ya sucedió (y para mí ya solo es un recuerdo)?
Una de las maneras de entender el tiempo es como una línea única e inalterable, es decir, donde no solo el pasado está definido sino que también lo está el futuro, solo que nosotros desconocemos lo que sucederá y probablemente nunca lo conoceremos. Esta es una perspectiva determinista del funcionamiento del universo, en cuyo caso, podríamos afirmar que, de cierto modo, el destino sí existe, porque todos los eventos que han sucedido, están sucediendo y sucederán, ya están establecidos y no se pueden modificar. No tiene nada de mágico ni sobrenatural, ya que el curso de los eventos no lo determinaría una divinidad o alguna fuerza sobrenatural sino las leyes de la física, la causalidad. (ver también el concepto del Demonio de Laplace).
Ahora bien, de acuerdo a la interpretación actualmente aceptada de la teoría cuántica, el universo tiene aspectos inherentemente aleatorios e impredecibles (al menos a nivel sub-atómico, aunque discutir sobre como esto afecta o puede afectar al universo macroscópico es otro asunto en el que no me adentraré por ahora) y por lo tanto, el futuro "no está escrito", no puede estar predeterminado. Esta visión es compatible tanto con el concepto de línea temporal única modificable como con el de las a veces erróneamente denominadas "líneas temporales paralelas", ya que en realidad no son paralelas, son divergentes. En este caso, estaríamos hablando de que, o es posible modificar la sucesión de eventos futuros sobre una misma línea o se generaría una nueva línea temporal cada vez que un evento difiera al previsto originalmente. En cuyo caso, el concepto de "destino" no aplicaría... ¿o si?
Desde esta perspectiva, podemos ver el tiempo como un río y nosotros como gotas que forman parte de dicho río. Aunque no podemos predecir donde terminará cada una de las gotas o qué les sucederá en el trayecto, el río tiene una dirección establecida y podremos saber con una certeza más o menos precisa en donde desembocará y cuál será el flujo de agua. Como gotas que somos, podríamos movernos un poco hacia un lado u otro, pero no podemos impedir ser arrastrados por el cauce del río ni ignorar completamente las condiciones y fuerzas que actúan sobre nosotros.
En consecuencia, no podríamos hablar de un destino fijo e inamovible... peeero tal vez sí de algo más flexible, algo así como el conjunto de eventos y aspectos que son inevitables en nuestra existencia y nos empujan en cierta dirección, aunque posiblemente no tengan una temporalidad o forma muy definida... así como el principio de autoconsistencia de Navikov habla de eventos cuya probabilidad es igual a '0', tal vez también existan eventos o condiciones cuya probabilidad de existir sea igual a '1' (es decir, forzosamente sucederán)... al menos, es en lo que yo pienso cuando escucho esta palabra, como si el 'destino' fuese, más bien, una especie de atractor. Si... supongo que soy raro.
Por poner un ejemplo hipotético trillado: Asesinan a Hitler antes de que suba el poder. ¿Esto impediría que suceda la segunda guerra mundial? Muy probablemente no. Tal vez simplemente quien hubiera llevado a Alemania a la guerra sería alguien más, tal vez las circunstancias en las que la guerra hubiera detonado y desarrollado serían distintas, pero como es un evento de causas multifactoriales es muy probable que de todos modos fuera a suceder (¿o no?... bueno, eso dependerá también de si este es un evento de un sistema estable, inestable o caótico).
Incluso, podríamos hablar del destino no en absolutos sino en proporciones o porcentajes. Por ejemplo, imaginemos que en una población existen dos individuos que no se conocen pero que comparten varios rasgos y, específicamente, un interés profesional por un tema en particular que no es común entre el resto de su población. Si esos individuos se llegan a conocer ¿sería algo muy extraño? por supuesto que no. No podremos predecir cuando o cómo se conocerán, pero seguramente las probabilidades de que lleguen a conocerse excederán de manera considerable a las probabilidades de que no lo hagan porque terminarán frecuentando lugares y personas afines a ese interés... en ese sentido, conocerse podría haber sido parte de su "destino".
El problema con este planteamiento es que tampoco es fácil determinar qué factores influyen en nosotros (o cuales no), hasta qué grado o de qué manera. Hay cosas muy evidentes como que "algún día habremos de morir" y que, si así lo dictan nuestros genes, probablemente será de algún tipo de cáncer... pero esto último no lo podemos saber con certeza ni tenemos manera de medirlo, es decir, aunque tenga una propensión del 100% a desarrollar un tipo de cáncer incurable podría suceder que saliendo del consultorio del médico que me diagnosticó muera atropellado.
¿Habrá manera en algún punto de predecir que "el día de mañana terminaré desayunando cereal" porque "la gasolina subió y eso provocó que el repartidor de pan fuera a otra gasolinera más barata, no pasara a tiempo y no hubiera el pan que deseaba comprar cuando fui a la panadería"?,
Esto nos lleva a pensar: ¿realmente estamos decidiendo algo o somos solamente otro engrane en la maquinaria universal y actuamos en consecuencia?, ¿qué tanto están nuestros pensamientos, acciones y porvenir atados a esos factores inevitables y que tanta libertad de acción realmente tenemos? Y aquí es donde tenemos que hablar no solo de qué tanto conocemos o desconocemos de los factores externos sino también de los internos.
La naturaleza del Libre albedrío y la Conciencia Humana
La idea de que exista un 'Destino' causa en algunas personas mucho rechazo por la simple y sencilla razón de que a los humanos nos gusta pensar y sentir que tenemos el control; tal vez no sobre otros o nuestro entorno, pero al menos sobre nosotros mismos:
- "Quiero creer que pedí un pastel de fresa y una malteada de chocolate porque así lo decidí yo, no porque me lo haya impuesto algo o alguien".
- "Quiero creer que puedo cambiar de opinión, pensar y actuar distinto a como lo hago actualmente y, en consecuencia, estar mejor de lo que lo estoy en estos momentos".
Aunque también es cierto que hay otros que abrazan el concepto por voluntad propia porque les da cierta certeza, sentido de transcendencia y de propósito.
Pero entonces, ¿sí somos libres de decidir?, ¿cómo podemos saberlo? Bueno, este es un tema que no se ha resuelto en milenios, así que no espero lograrlo con una entrada de un blog.
Si habláramos de alguien que tenga un Trastorno Obsesivo-Compulsivo o depresión clínica diríamos que no es solo esclavo de sus pensamientos sino que incluso sus pensamientos han sido 'secuestrados' por algo que funciona de forma inadecuada en su cerebro. No puede simplemente decidir "no ser obsesivo" o "no estar deprimido", así como un esquizofrénico tampoco puede decidir no tener alucinaciones u otros síntomas que afectan la forma en la que piensa y siente. Incluso, pensando en algo tan básico como la felicidad, muchos creen que no depende depende de factores externos, sino únicamente de nosotros mismos, de desearlo. Pero si ese es el caso ¿por qué no todos decidimos ser felices y problema resuelto?
Por una parte, según lo que menciona psicología positiva, la felicidad no es algo completamente interno, sino que también depende de ciertas condiciones externas para alcanzarla (aunque podemos trabajar para reunirlas), pero aunque fuera algo completamente interno, ¿dependen completamente de nosotros nuestras decisiones?, ¿realmente son nuestras las decisiones que tomamos?
Los debates filosóficos sobre la naturaleza de la consciencia humana siguen y seguirán por mucho tiempo, pero la neurociencia no ha arrojado información muy reveladora sobre como lo que pasa en nuestro cerebro a nivel fisiológico determina mucho de lo que pensamos y sentimos, y por lo tanto, de las cosas que decidimos.
Nuestro sistema nervioso central es una intrincada red en la que suceden innumerables procesos electroquímicos. Estos procesos no los podemos controlar directamente, tal vez ni siquiera podemos decir que nos controlan porque más bien, estos procesos es lo que nosotros somos, de lo que estamos hechos (al menos desde una perspectiva materialista). La complejidad de la mente humana se puede explicar si la consideramos un Sistema Caótico Determinista, de ahí que sea tan impredecible y difícil de cuantificar, aunque para ciertos casos podemos tener aproximaciones bastante acertadas, por ejemplo, que alguien se moleste o incomode al ser insultado. No todos reaccionan de esta manera pero es una consecuencia lógica ante esa clase de estímulo.
Pero no solo se trata de si nosotros y nuestras decisiones somos tan solo el resultado del funcionamiento de nuestro sistema nervioso sino que ¿de dónde viene lo que lo hace funcionar de esa manera?.
Cada quien tiene una forma particular de ser, de pensar y de sentir... de reaccionar ante el entorno, pero esta no es arbitraria o aleatoria. Nuestra personalidad es el resultado de la interacción de nuestro bagaje genético (temperamento) y lo que hemos experimentado y aprendido a lo largo de nuestras vidas (carácter). Tendemos a pensar en lo genético como la parte interna y lo cultural como lo externo, pero ¿realmente lo genético es un factor interno?, ¿quién lo puso ahí?, ¿nosotros decidimos que genes poseer o cómo se iban a expresar?
Nuestros genes provienen de nuestros padres, y a su vez de sus padres... habrá rasgos que nos sean útiles y otros que no. Eso no lo podemos cambiar. Podemos decidir hacer algo al respecto para compensarlos pero, también, el tomar esa decisión solo es posible si nuestro temperamento y nuestro carácter nos llevan en esa dirección. ¿Realmente podemos tomar una decisión que no tenga relación ni con nuestro lado genético ni con lo cultural?, ¿tendría sentido? Incluso, desarrollar una personalidad rebelde y decidir no aceptar lo que somos no deja de ser una manifestación de esos mismos rasgos. Si ponemos atención, los humanos tendemos a repetir los mismos errores de manera consistente y para que esto cambie tiene que suceder algo extraordinario (ambiental) y aun así, no todos somos igual de flexibles al cambio.
Al final, ¿realmente estamos decidiendo algo o todas nuestras decisiones son tan solo el resultado del funcionamiento de nuestra herencia y procesos bioquímicos?... No lo sé. Yo tiendo a pensar lo segundo, aunque no tengo problema alguno por ello.
Libertad de Acción
Cada quien tiene una forma particular de ser, de pensar y de sentir... de reaccionar ante el entorno, pero esta no es arbitraria o aleatoria. Nuestra personalidad es el resultado de la interacción de nuestro bagaje genético (temperamento) y lo que hemos experimentado y aprendido a lo largo de nuestras vidas (carácter). Tendemos a pensar en lo genético como la parte interna y lo cultural como lo externo, pero ¿realmente lo genético es un factor interno?, ¿quién lo puso ahí?, ¿nosotros decidimos que genes poseer o cómo se iban a expresar?
Nuestros genes provienen de nuestros padres, y a su vez de sus padres... habrá rasgos que nos sean útiles y otros que no. Eso no lo podemos cambiar. Podemos decidir hacer algo al respecto para compensarlos pero, también, el tomar esa decisión solo es posible si nuestro temperamento y nuestro carácter nos llevan en esa dirección. ¿Realmente podemos tomar una decisión que no tenga relación ni con nuestro lado genético ni con lo cultural?, ¿tendría sentido? Incluso, desarrollar una personalidad rebelde y decidir no aceptar lo que somos no deja de ser una manifestación de esos mismos rasgos. Si ponemos atención, los humanos tendemos a repetir los mismos errores de manera consistente y para que esto cambie tiene que suceder algo extraordinario (ambiental) y aun así, no todos somos igual de flexibles al cambio.
Al final, ¿realmente estamos decidiendo algo o todas nuestras decisiones son tan solo el resultado del funcionamiento de nuestra herencia y procesos bioquímicos?... No lo sé. Yo tiendo a pensar lo segundo, aunque no tengo problema alguno por ello.
Libertad de Acción
También, como diseñador de juegos el tema de la libertad de decisión en contraposición a un futuro preestablecido es relevante.
Desde la perspectiva formal del Diseño de Juegos, uno de los elementos que los define es el "desenlace incierto", pero para que este desenlace tenga sentido se tienen que conjuntar dos aspectos:
1) Se le tiene que otorgar poder al jugador, es decir, la capacidad de influir con sus decisiones y/o desempeño en el universo del juego.
2) Se tiene que administrar la información, para que aun cuando existan elementos definidos de antemano, estos no sean predecibles y se revelen al jugador de forma dosificada para generar sorpresa e interés, además de que cada decisión que tome el jugador debe estar acompañada de la información correspondiente, tanto previa a la decisión, para que sepa por qué es relevante y qué opciones tiene, como después, para que sepa el efecto que han tenido sus decisiones y pueda evaluar si el resultado de esa decisión va o no acorde a sus intereses dentro del juego.
Desde la perspectiva formal del Diseño de Juegos, uno de los elementos que los define es el "desenlace incierto", pero para que este desenlace tenga sentido se tienen que conjuntar dos aspectos:
1) Se le tiene que otorgar poder al jugador, es decir, la capacidad de influir con sus decisiones y/o desempeño en el universo del juego.
2) Se tiene que administrar la información, para que aun cuando existan elementos definidos de antemano, estos no sean predecibles y se revelen al jugador de forma dosificada para generar sorpresa e interés, además de que cada decisión que tome el jugador debe estar acompañada de la información correspondiente, tanto previa a la decisión, para que sepa por qué es relevante y qué opciones tiene, como después, para que sepa el efecto que han tenido sus decisiones y pueda evaluar si el resultado de esa decisión va o no acorde a sus intereses dentro del juego.
Pero más allá de esto y más allá de si existe o no el libre albedrío o si el universo es determinista o no, lo cierto es que los humanos queremos creer y sentir que tenemos la libertad y el poder de decidir e influir en nuestro entorno (agency of freedom). Comúnmente, en la vida diaria no tenemos el control que quisiéramos sobre las cosas, por lo cual, para muchos es muy importante y liberador encontrar eso en el juego, saber que podemos ganar, saber que nuestras acciones tienen resultados justos y predecibles; aun cuando como desarrolladores sepamos que casi siempre es una libertad muy limitada o prácticamente nula, pero lo importante es crearle al jugador esa ilusión de que es libre de hacer lo que quiera en el juego.
Usando la lógica
Por último, pero no por ello menos importante, el planteamiento original que desató todo esto surge no tanto por el sentido existencialista, sino como un argumento lógico. Es decir, ¿puede ser algo opuesto a lo que es?, ¿cómo podría serlo? Desde el punto de vista lógico, esto es una paradoja, no puede ser. Si tu destino es rehusarte a aceptar tu destino, entonces tendrás que rehusarte a que tu destino es rehusarte a aceptar tu destino y por lo tanto, tendrás que rehusarte a rehusarte a rehusar tu destino... y se vuelve un problema recursivo.
No puede haber una entidad 'A' cuyo valor sea al mismo tiempo opuesto o distinto a 'A'. Por lo tanto, si la disyuntiva es: "A=A" o "A!=A", entonces tendremos que aceptar que "A=A" porque la otra opción no puede ser válida. De modo que si, al final, terminas haciendo algo distinto a tu "destino", entonces quiere decir que en realidad, lo que originalmente creíste que era tu destino no lo era, sino que tu destino era hacer algo distinto a ello, y lo terminaste haciendo.
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Conclusión
Me llama mucho la atención (y siendo honesto, me desagrada) que en muchas historias de ciencia ficción la "moraleja" final sea que "el futuro no está escrito, sino que lo forjamos con nuestras decisiones", porque a muchos les causa mucho ruido o hasta pánico la idea de que las cosas ya estén predeterminadas y no puedan ser cambiadas. Yo opino que eso no tiene que ser un problema.
Aun si vivimos en un universo determinista, donde tanto el pasado como el futuro están "escritos", no creo que esto haga menos valiosas nuestras decisiones porque de todas maneras desconocemos lo qué sucederá, las ejercemos sin saber el desenlace y las tomamos con el mismo miedo, con la misma incertidumbre y la misma buena o mala voluntad.
Aun cuando seamos tan solo un montículo de compuestos orgánicos e impulsos eléctricos, no creo que eso haga a nuestras emociones y decisiones menos auténticas. De todos modos queremos, de todos modos reímos, de todos modos anhelamos. De todos modos extrañamos, de todos modos lloramos y de todos modos nos duelen cosas.
Aun cuando todo lo que tenemos y somos provenga de algo o alguien ajeno a nosotros, como nuestros padres, nuestra escuela, nuestros amigos y hasta de nuestros bienes materiales. Es lo que somos y eso no nos hace ser "menos nosotros", ¡al contrario! Me parece impresionante el tan solo pensar que el punto de intersección o el resultado de la conjunción de todos esos elementos somos justamente nosotros, cada uno como individuo.
Al final, sea de la manera que sea, es lo que somos y es lo que tenemos. Es algo que debemos vivirlo, apreciarlo, agradecerlo, repudiarlo, disfrutarlo y sufrirlo.
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Como dato adicional, el tren de ideas que me llevó a formular la frase de la discusión salió de la carta que le deja Thunder Ryu a Travis en el juego de "No More Heroes", sobre todo el párrafo que marco casi al final:"Travis!
THAT!
Path of men is not path of beasts.
You know?
You know?
Your edge can be
poison or cure.
To be learned is
the path,
and to be ignorant is
also the path.
Your path, your path is
THAT.
A path that no one,
nothing can pass.
Yet the path reach on.
Devotion is only given
to those who perfect
single thing.
Reward, then!
No reward those who
do not perfect.
Does a reward or just
evil lie down
your path?
Fight until you die,
Travis."