Hablar de equidad de género es muy complejo y extenso. El tema me interesa. Procuro informarme y conocer diversas opiciones para construirme una opinión propia lo más centrada posible. Además, como creador de contenidos, creo que hay una
responsabilidad de nuestra parte, y me
interesa hacer las cosas bien, quiero que lo que haga sea agradable y atractivo
para mi público, ya sean hombres o mujeres y que no haya razón por la que
alguien puedan sentirse ofendido o discriminado. Lo último que vi respecto a este tema,
y que me motivo a escribir esta entrada, fue este video, que habla en sobre
el sexismo en los videojuegos, pero que abre el tema para la discusión en general.
Mi intención con este post es explicar mi postura personal. Seguramente no tengo razón
en todo, pero es lo que pienso, son las conclusiones a las que he llegado hasta
ahora, aunque no significa que no pueda cambiarlas en el futuro. Hay demasiadas cosas que decir, así que, aunque este texto es extenso, seguramente habrá cosas que quedarán fuera o en las que no profundicé suficiente e ideas que siento que no supe del todo cómo explicar o si las puse en el orden correcto. También, hay muchas preguntas que
dejo abiertas, simple y sencillamente porque no tengo respuesta concreta para
ellas… pero bueno, este es mi mejor esfuerzo por ahora. Si tienen alguna
crítica o sugerencia, me gustaría conocerlas.
De inicio, la problemática es
real, el machismo, la discriminación y la misoginia existen en las sociedades
humanas y creo que deben combatirse... sin embargo, cuando se habla en específico
de sexismo en los medios de comunicación y entretenimiento (comics, videojuegos, películas, libros, etc.), muchas discusiones se centran demasiado en sus contenidos, regularmente basados en análisis muy superficiales (sí, me refiero a Anita Sarkeesian :P) y
se deja de lado o se habla poco de otras situaciones reales que definitivamente
son problemáticas y no deberían existir, como el que muchas mujeres sean objeto
de burlas, insultos o acoso cuando juegan en línea, tan solo por el hecho de
ser mujeres; lo cual, por lo menos, ya les jodió la experiencia de juego, porque
no es divertido conectarte a que te digan de cosas.
Ahora bien, también es cierto que existe sexismo en los contenidos y que se puede hacer mucho por mejorar, sobre todo en lo
referente a la representación de los roles de género, pero la bronca es que comunmente las posturas se
radicalizan y en lugar de proponer soluciones o puntos de acuerdo, muchos se limitan a atacar o condenar a quien opina diferente. También abundan los que ‘tienen la piel muy delgada’ y le encuentran
algo negativo a todo lo que les pongan enfrente o se adelantan a emitir juicios sin
un verdadero conocimiento de causa. A veces me da la impresión de que esa parte es
como el cuento de el señor, el niño y el burro que sin importar lo que
se diga o haga, siempre habrá alguien que lo verá mal... Siempre habrá opiniones diversas, por lo que lo más seguro es que nunca podremos quedar bien con todos y si intentamos hacerlo y ser
'políticamente correctos', lo único que lograríamos es terminar cayendo en extremos ridículos como
el "Human Being" de Community.
Por otra parte, muchas veces se sataniza el tema del sexo
y hasta hay quienes consideran misógino el simple hecho de que algo tenga
referencias o connotaciones sexuales, como si la sexualidad fuera algo
únicamente masculino, algo con lo que no estoy de acuerdo. La sexualidad es parte de
la naturaleza humana (de ambos géneros) y de la vida cotidiana; al igual que la
comida, el trabajo, la amistad, el dinero, etc. Por lo tanto, me parece normal
y hasta importante que se aborde el tema y se le represente en sus distintas
facetas. Creo que parte del problema es que se revuelven dos conceptos que se
relacionan pero no son lo mismo: ‘sexualización’ y ‘sexismo’. En ocasiones es difícil
delimitar donde empiezan y termina cada una, pero habría que preguntarnos: ¿Es
siempre sexista sexualizar a un personaje?, ¿Por qué sexualizar un personaje
es discriminatorio?, ¿realmente lo es?, ¿a partir de qué punto algo se puede
considerar sexista y/o sexualizado? Y en este punto, muchas veces
es un asunto de opinión personal o hasta de gustos.
El problema de criticar con base en la ficción es que la hay de todos
tipos y con diferente tono; por lo tanto, no podemos usar los mismos parámetros
siempre. La ficción es en gran medida 'fantasía' y tratar de delimitar qué
se puede o no mostrar en la ficción es, hasta cierto punto, juzgar qué
fantasías son válidas y cuales no y esos son terrenos delicados porque es algo
muy subjetivo. Cada quien tiene preferencia por ciertos tipos de fantasías pero
siempre representan una exageración o un desapego de la realidad. Nadie
fantasea con ser un ‘godinez’ que trabaje 8 horas diarias en un escritorio y
con una vida rutinaria y aburrida. Las fantasías deben ser excitantes, como ser
millonario, tener superpoderes, vivir aventuras en el espacio, ser un gangster,
un pirata, etc… y por supuesto, los elementos sexuales son también un tipo de
fantasía que (para mí gusto) no es mejor ni peor que las demás y es igual de
válido incluirlos en la ficción. Lo que pasa es que tendemos a defender los
tipos de ficción y fantasía que nos gustan y a rechazar o descalificar aquellas
que no, como cuando criticamos las telenovelas o cuando la gente opina que los
superhéroes son algo ridículo. Aunque podemos discutir sobre su calidad de
manufactura, en esencia, todas esas fantasías son igual de válidas aunque a
veces no nos agrade, porque al final, fantasear es un juego.
Pero luego, hay un punto en el que la discusión se pone densa y surge el cuestionamiento de si ciertas representaciones fomentan ideas y refuerzan estereotipos
que permean al mundo real. Esa crítica también pasa con la violencia, pero el sexo
está aún más estigmatizado. Por ejemplo, ¿son misóginos los comics de Frank
Miller?, ¿es sexista la forma en la que retrata Robert Rodríguez a las mujeres
en sus películas?, ¿qué se debe hacer al respecto?, ¿prohibir ese tipo de
contenido?, ¿censurarlo?, ¿vetar a los autores?, ¿son sexistas los juegos como
“Bayonetta” o “Killer is Dead”?, ¿qué tan en serio nos los debemos tomar siendo tan exagerados y absurdos?, ¿está mal usar la sexualización de los
personajes como parte de su humor?, ¿por qué?. Yo opino que no tiene nada de malo, pero hay quien opina diferente. También se dice que hay un lugar
y tiempo para cada cosa, pero no siempre es tan claro y en esos casos que son ambiguos, ¿quién lo va a determinar y cómo? Porque
seguramente, será imposible ponernos todos de acuerdo.
Otra parte, es la exposición de los menores de edad a ese tipo de
contenido porque están en desarrollo y pueden afectar su percepción del mundo y de los demás. ¿Hasta qué punto debería restringirse?, ¿Cómo afecta su formación y
su relación con el sexo opuesto? Creo que a veces también se exagera con esto,
como si el sexo fuera algo de lo que se debiera proteger a los niños y jóvenes,
y en lugar de educar, simplemente se prohíbe tocar el tema, lo cual es una
forma de negación. Como si la sexualidad humana fuera algo que se comenzara a
manifestar repentinamente al cumplir la mayoría de edad cuando en realidad es
algo determinante y natural desde antes de la pubertad. Entonces, ¿qué actitud
deberíamos tener entonces ante eso?
Y es verdad que en muchos casos, la representación de las mujeres y
el sexo en la ficción sigue siendo antropocentrista (o machista), pero a mi parecer,
el asunto crucial de la equidad no es tanto lo que 'No Debe Existir', sino 'Lo Que
Hace Falta' y de esa manera se balancearían mucho las cosas. Por ejemplo, en el
juego de "Avengers" para Facebook, mi sobrina más pequeña prefiere jugar con puros
personajes femeninos, y aun no se detiene a pensar si está bien o no que las
mujeres se peleen a golpes con hombres, o por qué usan tacones para pelear o si su vestimenta es muy ajustada o reveladora; simplemente
el juego le gusta, puede elegir distintos personajes y como es niña, prefiere a las
‘niñas’ y por fortuna, tiene bastante de donde elegir... pero no es el caso en
todos los juegos. Mi otra sobrina, me pregunta si hay un juego de “The Legend
of Zelda” en el que controles a Zelda, y tristemente, la respuesta es ‘no’,
porque, sin importar si es un buen personaje femenino o si 'perpetua roles de género arcaicos', ella se identifica
más con la princesa que con Link, por ser niña... y ya, no hay necesidad de buscarle tres pies al gato.
Y ahí es donde muchos dicen: “si las
mujeres quieren juegos distintos, pues que los hagan”. Y es cierto, pero no es
tan sencillo. Ya hay mujeres haciendo juegos pero son muy pocas. Falta mucho
tiempo para que las cosas se equilibren (si se equilibran) y ahí también hay otros asuntos serios que requieren atención, como mayor equidad en las condiciones laborales y respeto en el ambiente
trabajo, lo cuales, por desgracia no siempre se dan. Aparte, tampoco significa que
las mujeres no puedan disfrutar de muchos de los juegos que hay ahora, tal como
son. De hecho, el problema en los videojuegos no esta en las
mecánicas de juego (no creo que haya una mecánica que sea sexista 'per se'), sino en las temáticas,
y a veces es tan solo cuestión de gráficos, es decir, ¿con qué ‘skin’
está vestido el juego?, ¿tienes un protagonista hombre o mujer?, ¿cómo se ve?, ¿qué hace?, ¿por
qué lo hace? Porque aunque muchos juegos actuales tienen una historia elaborada, en realidad esto no afecta tanto al gameplay. De modo que no es que no se pueda adaptar o ajustar la temática para apelar a otro público, y muchas veces, al menos en los videojuegos, ni
siquiera se requiere crear historias complejas con protagonistas femeninas, sino simplemente crear un entorno amigable para el público femenino.
Muchos juegos que no están sexuados, como los puzzles, tienen buena aceptación entre las mujeres. Tomarlas en consideración comienza con cosas tan sencillas como poner más personajes femeninos en los juegos y darles la opción de ponerles ropa y armaduras que realmente las cubran. Eso solucionaría buena parte del problema y ni siquiera es difícil hacerlo… a partir de ahí, habría que revisar más a fondo para corregir algunas temáticas o el uso recurrente de estereotipos, que (basta aclarar) regularmente no se utilizan con malicia. No hay una intención de denigrar a la mujer, sino lo que pasa es que simplemente los guiones están mal escritos, y echan mano de recursos baratos y gastados, lo primero que se les viene a la mente: “un héroe fornido con muchas pistolas… que enfrenta a muchos enemigos en el camino… hasta que al final derrota al emperador malvado… para rescatar a la princesa…que es su novia” y aquí ya no solo es hablar de estereotipos sino de arquetipos... pero ese es otro boleto.
Muchos juegos que no están sexuados, como los puzzles, tienen buena aceptación entre las mujeres. Tomarlas en consideración comienza con cosas tan sencillas como poner más personajes femeninos en los juegos y darles la opción de ponerles ropa y armaduras que realmente las cubran. Eso solucionaría buena parte del problema y ni siquiera es difícil hacerlo… a partir de ahí, habría que revisar más a fondo para corregir algunas temáticas o el uso recurrente de estereotipos, que (basta aclarar) regularmente no se utilizan con malicia. No hay una intención de denigrar a la mujer, sino lo que pasa es que simplemente los guiones están mal escritos, y echan mano de recursos baratos y gastados, lo primero que se les viene a la mente: “un héroe fornido con muchas pistolas… que enfrenta a muchos enemigos en el camino… hasta que al final derrota al emperador malvado… para rescatar a la princesa…que es su novia” y aquí ya no solo es hablar de estereotipos sino de arquetipos... pero ese es otro boleto.
Por otro lado, también es natural que (más allá de los vicios e ideas estereotipadas) una mujer sea mejor para diseñar personajes femeninos que un hombre, así como es más fácil para alguien hablar de su país de origen que para una persona que nunca lo ha visitado. Esto tampoco quiere decir que todas las mujeres sean iguales, o que sean algo diametralmente opuesto a los hombres, pero la verdad es que, por diversas razones, a la mayoría de los hombres les cuesta trabajo ver más allá de ciertos aspectos (lo cual si tiene una parte de sexista) y por eso la mayoría han fallado en representarlas adecuadamente en los medios modernos. Por otra parte, también hay que reconocer que si han habido avances a lo largo de los años y que el sexismo y el uso de los estereotipos en los videojuegos ya no es tan marcado como antes, en parte porque gradualmente hay más mujeres en la industria y en parte porque los mismos escritores y desarrolladores 'hombres' han ido aprendiendo y han tenido cada vez más cuidado. En otras palabras, el medio evoluciona, no es estático, y es algo que algunos críticos no parecen tomar en cuenta. De hecho, en los videojuegos los cambios de todo tipo se han dado mucho más rápido que en otras industrias. Y también hay que tomar en cuenta que antes, los guiones los escribía el programador o el productor del juego, ahora, hasta contratan escritores de renombre para dicha labor. Es normal que las calidad de los conceptos y desarrollo de personajes sean muy distintos a como eran hace 20 años.
Ahora bien, eso tampoco significa que todos los juegos, libros y
películas tienen que ser "incluyentes" y ser dirigidos a toooodos los públicos. Esa
no es la verdadera solución. No solo sería una especie de censura, sino que mientras más público queramos abarcar, menos nos vamos a
poder enfocar e identificar con ellos. . No se trata de hacer únicamente juegos 'pop' que le
den gusto más o menos a todos, donde todo mundo pueda crear su personajes para sentirse identificado. Tampoco se trata de dejar
de hacer ciertos juegos que a un sector no le gustan o le incomodan (puede haber casos extremos que requieran regulación, pero ese es otro tema). Más bien, el objetivo debería ser ampliar la variedad y hacer diferentes
tipos de juegos para diferentes públicos, con diferentes contenidos, temáticas,
sentido del humor. Esto es algo que hace muy bien la industria del Manga de Japón: unos con sexo y otros sin sexo; algunos con mujeres
voluptuosas y tipos fornidos y otros con personajes realistas, con violencia y sin violencia, para
niños, para niñas, para señores, señoras, viejitos, para jugar en familia, para
jugar con los cuates; para blancos, para negros, para chinos, para mexicanos;
con historias simples y tontas y con historias profundas. Si a un sector le desagradan las historias de terror o el cine 'gore', la respuesta no es prohibirlo y dejar de hacerlo, sino investigar que les gusta a ese público para proporcionárselos. Pero ese es un proceso dirigido e intencionado que, además, toma tiempo. No debe ser simplemente porque es lo único que conocemos y podemos hacer y nos negamos a abrir nuestro panorama para ver otras realidades.
Irónicamente, siento que parte de las críticas hacia ciertos contenidos o representaciones, consideradas retrógradas, provienen
del mismo pensamiento conservador... o bien, de ese choque entre la forma de pensar
antigua y la nueva, que sigue luchando por encontrar su verdadera forma actual. Es
común que las mujeres vean con desagrado como los hombres las
representan en la ficción y opinen que las sexualizan demasiado; y está bien
que ahora puedan externar su opinión y participen, y si algo se necesita
cambiar, que se haga… pero cuando les piden que hagan algo equivalente con los
hombres, que expresen sus fantasías, muchas no lo quieren o no lo saben hacer y terminan desviando la conversación a otros temas.
Para algunas mujeres, el simple hecho de fantasear sexualmente es algo “de hombres”, pero
sobre todo, es indeseable o vulgar y se niegan a darle importancia al atractivo
físico, o simplemente, sus fantasías son de otro tipo. Es decir, es el
estereotipo de ‘hombres = porno’ y ‘mujeres = comedias románticas’, lo cual
tiene una base biológica innegable, pero me parece que está acentuado por la
educación conservadora recibida. Es decir, aquí siento yo que hay
cierto machismo, pero no (solamente) de la forma en la que los hombres ven al
sexo, sino de la forma en la que las
mujeres lo tienen prohibido por la sociedad. Y tampoco se trata de que forzosamente tengan que
tener ese tipo de fantasías, o que unas sean mejor que otras, pero tengo la
impresión de que muchas lo reprimen. Bajo esta óptica, las fantasías románticas
femeninas se consideran válidas y deseables, mientras que las masculinas se
consideran reprobables y (obviamente) machistas. ¿Cómo serían las fantasías
sexuales masculinas que no sean machistas? O ¿Cuáles son válidas y cuáles no?
¿Quién lo va a determinar?
También he visto mujeres que se divierten con los personajes femeninos 'sexosos'. Por un lado, les gusta sentirse bonitas y atractivas, y en ese sentido, controlar un personaje sexy en la pantalla también cumple una fantasía (que no necesariamente es machista, ya que el atractivo sexual también es un tipo de poder y por eso es agradable identificarse con eso o aspirar a ello), pero al mismo tiempo, tampoco se lo toman demasiado en serio, saben que es un juego y lo ven como tal, no lo ven como una presión para que ellas se vean o actuen como el personaje en pantalla. Del mismo modo, un videojugador hombre puede elegir un personaje musculoso y rudo y hasta imitarlo mientras juega, pero no significa que sienta la obligación de ser como él en la vida real. Otras mujeres simplemente, lo toman con todo el humor del mundo y agarran al personaje más ridículamente sexoso o le ponen los tacones más altos y la ropa más escasa que encuentran... en los juegos, el chiste es divertirse y cada quien se divierte con cosas diferentes. Habrá otras mujeres que prefieran personajes que no necesariamente sean sexys, pero que sean fuertes, y otras preferirán los que son astutos e inteligentes. Bueno, habrá que dar opciones.
La opinión de Maddox respecto al sexismo en los videojuegos. Tan sutil como siempre.
También creo que muchas críticas al sexismo (machismo) suelen
cometer el error de hacer a un lado la parte biológica. Con ese afán de
enfatizar la igualdad y la equidad, se tiende a olvidar o rechazar la idea de que,
física y fisiológicamente, hombres y mujeres somos distintos, más allá del
tamaño y masa muscular. Aunque todavía no lo comprendemos del todo, es
innegable que nuestra forma de pensar difiere en algunos aspectos, al igual que
nuestros instintos y nuestras necesidades emocionales. Seguimos siendo animales
y eso no tiene nada de malo o vergonzoso. Además, muchos patrones de comportamiento y estereotipos surgieron a raiz de algo que en su momento funcionó y por
eso quedaron tan arraigados, pero alguno ya son obsoletos y hay que ver qué hacer
con ello; pero de forma inteligente, no solo condenando las actitudes con las que no comulgamos, sino que hay que entenderlas para poder proponer una alternativa.
Es cierto, aunque el deseo sexual y las fantasías existan tanto
entre hombres como mujeres, hay partes que probablemente siempre serán
distintas. Para una mujer, hay más en juego en el sexo que para el hombre. Aun
habiendo responsabilidad de ambas partes, en caso de un embarazo, una mujer
literalmente arriesga su vida y su salud. Además, el deseo sexual en la mujer
varía de acuerdo a su ciclo menstrual, en el hombre no, aunque fluctúe por diversas cuestiones, está
diseñado para estar siempre disponible. Así funcionan muchas especies animales.
Los roles de género clásicos, que para muchos pueden parecer arcaicos,
tienen un origen principalmente biológico. En nuestra especie, el género que destaca por su
atractivo físico es la hembra, y en correspondencia, los hombres hemos
desarrollado esa preponderancia por buscar a las mujeres visualmente más atractivas,
ya que estos signos representan buena salud y cualidades positivas para la
procreación. En el caso de los hombres, aunque el físico también tiene su
lugar, lo más importante es que demuestre ser capaz de proveer sustento y
protección a la familia, sobre todo en momentos decisivos, como durante el
embarazo de la mujer, cuando es más vulnerable y no puede colaborar tan
fácilmente con trabajo físico; por eso, la imagen de que las mujeres tienden a ser
materialistas o interesadas no es algo descabellado. También eso tiene que ver
con que el hombre sea quien salga de casa a trabajar y la mujer se quede a
cuidar el hogar. El hombre tenía que colaborar, pero también competir con otros
hombres para llevar alimento a su casa, de ahí que tienda a ser más violento,
agresivo y dominante, no solo por cultura, sino que es un rasgo que a nivel
evolutivo se vio favorecido por mucho tiempo, aun antes de existir como especie. El considerar al hombre el ‘depredador’
y a la mujer la ‘presa’ también tiene algo de cierto. El hombre busca atrapara
a la mujer que le parece deseable, y la mujer, buscará eludirlo, no por
considerarlo su enemigo, sino para forzarlo a mostrar su valía y muy
probablemente hasta entonces lo considere atractivo. Este proceso puede ser muy
desgastante para el hombre, sobre todo si no se logra el objetivo. En el humano
es difícil establecer exactamente cuál es el funcionamiento natural de esta
parte por nuestra complejidad cultural y social, pero en otras especies, la etapa de cortejo puede ser tan exigente que
muchos machos mueren extenuados o en duelos entre ellos y solo algunos se
logran aparear. Y de ahí también se desprenden muchas fantasías de índole
sexual, ya sea para cumplir esos roles a los que se aspira, o bien, para
descansar y liberarse de ellos. Las fantasías son egoístas, retratan las partes
agradables de una situación y descartan lo que sea desagradable o tedioso. Por eso muchas
mujeres suelen centrar sus fantasías en la parte romántica, el cortejo, donde
son consentidas y halagadas... y olvidarse de la presión social o de su pareja por
ser sexualmente activas, mientras que por el contrario, muchos hombres,
fantasean con el acto sexual, sin tener que arrastrar la carga emocional y todo
el esfuerzo que implica llegar hasta ese punto. Claro que no es tan simple,
pero no podemos negar que esta parte existe.
La civilización humana cambió muchas cosas. En 100 años
cambiaron más que en miles o quizá millones de años anteriores. El sexo
ya no es sinónimo de procreación, y sus otras connotaciones
y roles han ganado prominencia. La publicidad y los medios apelan a esos
instintos e impulsos naturales para captar nuestra atención. La presión social
y la competencia entre las mujeres por verse mejor aumentan, ahora echando mano
de la ropa, maquillaje y hasta cirugías. Los hombres, ahora necesitan demostrar
que son trabajadores y competitivos, que tienen un buen ingreso y un trabajo
estable. Pero ¿hasta qué punto es algo normal y sano y hasta qué punto se está exacerbando llevándolo al exceso?... y luego, cuando apenas están surgiendo estas nuevas dinámicas y
la sociedad se está adecuando a ellas resulta que ya no son necesarias o
deseables.
Muchas mujeres se dieron cuenta que no necesitan o no quieren seguir siendo amas de casa o siquiera casarse, que aspiran a otras cosas, como una carrera profesional, o no quieren tomar un rol pasivo en la relación de pareja… y muchos hombres lo ven con extrañeza e incredulidad. Los hombres ahora no solo tienen que competir con otros hombres, sino también con las mujeres y muchos no saben cómo reaccionar. Ahora, una mujer puede disfrutar del sexo casual con alguien que le parezca atractivo físicamente sin tener que preocuparse en lo que va a pasar después, en tener hijos, o si el hombre que tiene enfrente podrá proveer sustento a una familia. Los hombres ya no tienen la obligación de ser el soporte económico de una casa y también pueden aspirar a hacer cosas que no los tengan atados a una hipoteca o un empleo por años. Incluso, la relevancia de conceptos como ‘familia’ o ‘monogamía’ pueden entrar a discusión. Hoy, más que nunca, existe una gran diversidad social y es más difícil sentirnos identificados con lo que vemos en los medios, pero al mismo tiempo hay muchas ideas que como sociedad tenemos arraigadas y que les asignamos un juicio de valor, y es difícil cambiarlo en poco tiempo porque también está implícito el valor que nos damos a nosotros mismos y a los demás.
Muchas mujeres se dieron cuenta que no necesitan o no quieren seguir siendo amas de casa o siquiera casarse, que aspiran a otras cosas, como una carrera profesional, o no quieren tomar un rol pasivo en la relación de pareja… y muchos hombres lo ven con extrañeza e incredulidad. Los hombres ahora no solo tienen que competir con otros hombres, sino también con las mujeres y muchos no saben cómo reaccionar. Ahora, una mujer puede disfrutar del sexo casual con alguien que le parezca atractivo físicamente sin tener que preocuparse en lo que va a pasar después, en tener hijos, o si el hombre que tiene enfrente podrá proveer sustento a una familia. Los hombres ya no tienen la obligación de ser el soporte económico de una casa y también pueden aspirar a hacer cosas que no los tengan atados a una hipoteca o un empleo por años. Incluso, la relevancia de conceptos como ‘familia’ o ‘monogamía’ pueden entrar a discusión. Hoy, más que nunca, existe una gran diversidad social y es más difícil sentirnos identificados con lo que vemos en los medios, pero al mismo tiempo hay muchas ideas que como sociedad tenemos arraigadas y que les asignamos un juicio de valor, y es difícil cambiarlo en poco tiempo porque también está implícito el valor que nos damos a nosotros mismos y a los demás.
¿Hasta qué punto hay cosas que son meramente culturales y deben cambiarse y hasta qué
punto hay otras que tienen un trasfondo biológico o instintivo?, ¿Cómo se determina?, ¿Cómo se concilia esa parte biológica
con la modernidad cambiante de la civilización humana?, ¿Dónde echamos esos impulsos
o instintos?, ¿Qué hacemos con ellos?, ¿Hasta qué punto se pueden modificar
esas conductas? La respuesta que algunos dan es simplemente
reprimirnos y comportarnos ‘civilizadamente’, pero esa es una respuesta muy burda que no dice nada. Honestamente, muchos
andamos algo perdidos y dando tumbos, tratando de definir cuales son los roles sociales que debemos o queremos acatar. Procuramos respetar la diversidad de opiniones y ser equitativos con todos, sin que el género sea un factor. Tratamos de actuar en función de lo que consideramos correcto, pero aun así, en estas discusiones, parece que ninguna de las partes cedemos
lo suficiente y al mismo tiempo cedemos demasiado. Tal vez al final simplemente es una lucha por la subsistencia entre individuos y entre géneros, buscando obtener lo que cada quien quiere y necesita, aunque no necesariamente sea justo para la otra parte, donde no hay realmente un punto medio ideal en el que todos estén satisfechos, sino simplemente es buscar un poco más de espacio, recursos en una confrontación día a día.