2019/05/15

Con motivo del Día del Maestro...


Como todos, he tenido muchos profesores a lo largo de mi vida, algunos solo cumplían con el mínimo indispensable que exigía su labor o, de plano, ni siquiera eso... afortunadamente, también tuve otros muy capaces que ponían un gran empeño y dedicación, quienes compartieron conmigo conocimiento valioso... más aun, de entre estos últimos, hay un puñado que fueron y siguen siendo una gran influencia para mí por lo que, más que simples profesores, los considero como mis Grandes Maestros. Aunque no con todos tuve una relación muy cercana me dejaron algunas lecciones puntuales que trato de aplicar a mi vida hasta el día de hoy. 

La verdad es que pocas veces nos damos cuenta en el momento de lo valiosas que son estas personas y sus enseñanzas y pocas veces volteamos hacia atrás para agradecerles directamente. Después de tantos años y mudanzas, a estas alturas ya les perdí la pista a la mayoría de ellos y confieso que ni siquiera recuerdo los nombres de todos, pero quise al menos escribir este post para recordar brevemente algunas de esas valiosas lecciones que me dejaron y me siguen acompañando. Puedo decir, sin lugar a dudas, que ellos han sido personas muy importantes en mi vida y estaré agradecido con ellos el resto de mis días; doblemente, tomando en cuenta que ahora yo también soy profesor y han sido también mis ejemplos a seguir, a quienes he procurado emular en mayor o menor medida.

El Subdirector de la primer secundaria en la que estudié:
Me enseñó que la autoridad y el respeto se ganan día con día. Que los mejores maestros son los que saben que no son infalibles y están abiertos a la crítica. Aprendí que un buen profesor, en lugar de molestarse cuando un alumno le hace notar algún error, lo agradece e incluso lo recompensa por ello porque todos podemos aprender de todos. También me enseñó a tomar el toro por los cuernos, a aceptar responsabilidades que no buscamos o esperamos pero que, por las circunstancias, nos toca a nosotros resolver.

Mi profesor de Ciencias Naturales de primero de secundaria:
Él me enseño a continuar aprendiendo siempre, a no conformarme con lo que se impartía en la escuela, a buscar e investigar en todas las fuentes a nuestro alcance y no quedarnos solo con las obvias. Gracias a él aprendí a valorar mi propia curiosidad y entusiasmo por aprender.

Mi profesor de Trigonometría y Geometría Analítica de la preparatoria:
De él aprendí que las matemáticas no tienen que ser algo frío, que pueden ser interesantes y hasta divertidas... pero más allá de eso, que ser profesor es un trabajo humano, en el que se trata con personas. Que no somos perfectos y se vale dar segundas oportunidades pero estas no vienen regaladas sino que regularmente tenemos que ganárnoslas de antemano.

Mi profesor de Biología y Ecología de la preparatoria:
Aprendí que, si bien el conocimiento importante, lo más importante es razonar, comprender la información y establecer relaciones que nos llevan a nuevas conclusiones. Aprendí que el conocimiento es uno solo, que todo está interconectado. Aprendí que el sentido común no es tan común como uno cree. Aprendí la importancia de la iniciativa propia, a tomar el control de mi propio aprendizaje, a resolver problemas sin esperar que la solución esté en bandeja de plata; a construirla, si es necesario.

Mi profesora de Japonés:
De ella aprendí principalmente que se puede ser estricto sin dejar de ser amable y se puede ser amable si dejar de ser estricto.

Mis maestros de Kung Fu:
De ellos aprendí muchas cosas. Les tengo un gran aprecio y un respeto muy especial. Aprendí que el Kung Fu está en todo lo que hacemos: Es el esfuerzo, es el trabajo, es la constancia, es la dedicación. Kung Fu es poner todo nuestro empeño para que todo lo que hagamos lo hagamos de la mejor manera posible. Es ser disciplinados, es nunca rendirnos, nunca darnos por vencidos, levantarnos una y otra vez y aprender de nuestros fracasos. Es superarnos y ser mejores día con día. Es trabajar en nosotros mismos para derrotar nuestros propios defectos y limitaciones. Es ser responsables, ser honestos, ser respetuosos, ser humildes, ser equilibrados en nuestras vidas... es muchas cosas más.

Por supuesto, no es fácil estar a su altura, no es fácil poner siempre en práctica todas esas enseñanzas. En ocasiones como esta, en las que los recuerdo, siento que me falta mucho camino por recorrer, mucho por trabajar, mucho por mejorar... incluso, siento que en ciertos aspectos en lugar de avanzar  voy en retroceso... pero ese no es el punto ahora. 

Agradezco enormemente haber tenido la oportunidad de conocerlos y aprender de ellos.

Gracias, Maestros.

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